lunes, 15 de junio de 2009

LA VENTANA

Por: Evelyn A Jaimes M

Al abrir la ventana me encontré, con esa terrible escena: La sangre corría sin decoro, el llanto aturdía mis emociones, la locura me arropaba, que episodio tan espantoso, mis vecinos no encontraban, ni el celular, ni las llaves. Todo grito, angustia, el calor de la cama empezó a desaparecer y un extraño frio sacudió mis extremidades.
Yo como una estatua en la ventana, solo se movían mis ojos, ya que el llanto los dejaba navegar, tenía que enfocar bien para lograr visualizar la terrible escena. Si en el asfalto dos cuerpos.
¿Quiénes son.?
Dios, mis vecinos, pero si acabo de verles.
Ahora que recuerdo hace como dos horas, que me había tomado unas cervezas, con la pareja, al bajar de la buseta cansada y estresada me llamaron Rafael y Juan, quienes celebraban el fin de semana, allí estaban ellos sentados conversando amenamente.
La señora estaba contenta había cobrado y pensaba comprar el estreno con el que iría al matrimonio de su hija Margot, su sonrisa de satisfacción contagiaba una extraña sensación de felicidad, su esposo la besaba y acariciaba con ternura, por un momento sentí envidia de no tener un hombre que me hiciera esas caricias tiernas y belicosas.
Ahora están frente a mi inertes, pálidos, juntos sus cuerpos, pero ya no disfrutan de aquel momento tierno y apasionado. Ahora queda el recuerdo de una pareja que salía temprano a sus faenas, que entusiasmaban con sus anécdotas a todos, todavía acá en la ventana siento tristeza, dolor, angustia de ver ese intenso charco de sangre.
De pronto observe que se acercaba Margot, venia de celebrar su despedida de soltera, se acercaba sin conocer que aquel cuerpo inerte, sombrío, era el de su madre, asustada por la multitud pregunto que sucedía, nadie sabía dar razón, solo decían, lo siento hija, tendrás que suspender tu boda, personas idiotas infames pensando en la boda, en momentos como este, gracias Dios por tenerme acá como observadora, sino de seguro seria yo también otra persona idiota del montón, bien dijo una vez mi abuela :
¡Hija tu eres dueña de lo que callas y esclava de lo que dices!
Dios siento un frio que recorre mi cuerpo, mi vista oscurece quien estará jugando con la luz de la calle, siento que se eleva mi cuerpo, que extraña sensación.
Extra, extra, joven muerta, encontrada en su habitación. Se dice que su corazón no soporto una fuerte impresión.




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