martes, 30 de junio de 2009

EL BUEN FELIPE




El se encontraba allí, en aquella casa de pasillos grandes, de paredes altas y teja envejecida. Por su puesto era su casa, hecha por el, cuidada por él, era su felicidad, su orgullo. Todo era normal en esa esquina de Bella vista donde él junto a Sofía vivía feliz. Hasta que un día llego aquel hombre a pedirle una ayuda, un refugio, una habitación, un lugar donde vivir, si aquel hombre canoso ya de edad, con su voz cansada y algo digno de lastima logro que este buen hombre llamado Felipe y su compañera Sofía le dieran una de las habitaciones de su casa en condición de alquiler. Pasaron los días, las semanas, los meses y los años y José llego a formar parte de aquella humilde familia que le tendió la mano sin saber ni siquiera de donde venia, a que venía.
Cierto día Sofía se encontraba en la cocina y se dio cuenta de que algo le ocurría a José, pues su conducta era muy rara y estaba mal humorado todo el tiempo, ella preocupada le dijo a su esposo lo que estaba ocurriendo y decidieron que tenían que pedirle a este señor que se fuera de su casa, así fue, Felipe hablo con él y le dijo que se fuera que no le pagara lo que le adeudaba del alquiler pero que su comportamiento no era el más adecuado. Enfurecido aquel hombre juro al humilde señor que lo ayudo sin ningún tipo de condiciones que él lo sacaría de su casa pero muerto.
Pasaron los días y Felipe se encontraba solo en su casa, cuando de pronto sin darse cuenta José se abalanzó sobre el por la espalda, cortando su cuello con un arma muy filosa, el corrió pero solo al voltear vio la cara de aquel hombre al cual le dio toda su ayuda, con ojos de asombro lo miro y corrió para defenderse de aquel asesino que lo asechaba, sus gritos no se oían y sus ojos ya no lograban ver, exhausto cayo… fue cayendo lentamente a los pies de su asesino , este sin mediar ni una sola palabra ni dar aliento al cuerpo del pobre hombre el cual hirió con aquella arma una y dos veces, tres y cuatro hasta dejarlo sin respiración.
Allí estaba Felipe en su casa sin aliento agonizando y perdiendo hasta la última gota de su sangre, de su vida, allí tendido en su piso, en el patio de aquella casa donde no viviría mas junto a Sofía el amor de su vida.
Autora: Yeliza Niño

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