jueves, 25 de junio de 2009

Experiencias con la Literatura







La experiencia con la Literatura en mis primeros años de vida no brindó las bases para formar un buen lector, ya que, no tuve el ejemplo más adecuado de mis padres ni de mis hermanos mayores, quizás por el ambiente rural en el que transcurrió mi infancia, mi padre se preocupaba más por sembrar la tierra y mi madre demostraba más interés por dedicarse a las labores del hogar.

Con respecto, a la experiencia en el preescolar, tampoco tuve la estimulación necesaria motivado a la inexistencia de un preescolar en la zona e ingrese directamente al Primer Grado, donde el único libro que recuerdo es el de Mi jardín y las actividades más motivadoras eran la copia y el dictado y de vez en cuando un dibujo sugerido por la docente.

En los años posteriores de la primaria, las actividades no variaron significativamente, siempre era lo mismo; realizar la lectura en voz alta, responder a preguntas sobre lo leído para comprobar la comprensión del texto y por ende obtener una nota sobre la lectura realizada. Sin embargo, recuerdo un libro de lectura de tercer grado que traía cuentos, adivinanzas, trabalenguas, entre otros, el cual, era mi favorito.

Ahora bien, en la secundaria los encuentros con la literatura eran obligados, qué lástima que los profesores de Castellano no utilizaron esa literatura para despertar en mi el interés por la misma, como lo expresa Rosenblatt (2002) cuando afirma: "la tarea del profesor de literatura es sensibilizar más a sus alumnos respecto al arte de las palabras, es introducirlos en nuestra herencia literaria" (Pág.30). Posteriormente, en los estudios universitarios recuerdo varios profesores que me incentivaron a acercarme a la literatura en una forma agradable y a disfrutar de ella.

Actualmente, en el Postgrado en Promoción de la Lectura y la Escritura de la Universidad de Los Andes he tenido la oportunidad de tener encuentros más frecuentes, significativos y agradables que ciertamente han contribuido a formar un lector competente. Vale la pena mencionar, que anteriormente no me llamaba la atención entrar en una librería y preguntar por un libro especifico, sin embargo, doy gracias a Dios y a este Postgrado por abrirme las puertas a la literatura, ciertamente, visito las librerías con más frecuencia y compro libros de literatura para mis hijos y mis alumnos, pues, quiero brindarles las herramientas necesarias para que amen la literatura y se conviertan en buenos lectores.

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